Demasiadas imágenes,
demasiados "qué haría yo si..."
o "qué podrías hacer tú si..."
Demasiados textos,
la prosa pierde su sentido.
La poesia se esconde
mientras las palabras desaparecen
y queda como el vacío que se fue hace tiempo.
No,
la poesía mudó de las palabras
de las imagenes preciosistas
La poesía mudó de las personas que querían usarla
como moneda de cambio...
dejando un aroma que se esfuma.
Nosotros, desorientados.
Buscamos en uno y otro lugar, buscamos en los escombros,
buscamos en los libros pero la poesía se había ido
la poesía era vida
pero no cesé de leer,
no cesé de mirar al cielo por las noches,
por si aparecía en el centellear rojizo de las estrellas.
No cesé de preguntar
¿Dónde ha quedado?
Y por nostalgia, casi sin darme cuenta, volví a los renglones.
Volví a las rimas por sorpresa, entre los caminos,
en los atardeceres y amaneceres,
en la compañía y los libros pequeños.
En mis amigos.
Volver a creer, es como seguir el aroma de memoria
de una poesía que se fue,
de un amanecer soñado.
El aroma que de repente nos encuentra, sorprendidos
y vuelve a esconderse.
Lo imposible, y también lo posible,
lo máginco y lo más normal
lo más cotidiano
lo callado y lo ruidoso,
y tú con ello.
Volver a creer es como seguir en marcha,
y no dejar de buscar.
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