En su mente las veía bailar,
suaves y desinhibidas.
Desechados los prejuicios,
observaba como se enredaban
entre las imaginarias notas de música.
Aquí, en la Tierra, no tiene cabida.
Aquí, en la Tierra, no tenía cabida.
En su mente las veía danzar,
mientras, luchaba por no convertirse en un asesino.
Sigo sin comprender cómo aquellos días no provocó ningún desastre. Caminaba sin caminar, obnubilado por la idea de no pertenecer al suelo, a la arena, al agua y al aire,
bastaba alzar la mirada.
Las veía danzar,
y su mente ya elucubraba,
no dejaba de recordar.
Pienso que estaba maldito, que su corazón estallaba en llamas por no admitir la belleza del mundo.
...Cada vez que alzaba la mirada...
Chaquetas, gorros de lana y bufandas volaban
ellas danzaban, eran bellas,
la música salpicaba sus cuerpos,
bajo la tenue luz de una atmósfera cargada.
Mientras,
él luchaba por no convertirse en un asesino.
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